Autor: Ricardo Hirata O.

Después de muchos años de experimentar el uso de herramientas que nos ayudan a encontrar las causas raíz de los problemas, he encontrado que nos cuesta mucho trabajo llegar a las mismas.

El problema radica en nuestra capacidad para generar las hipótesis de causas (factores que generan un efecto), es decir, el poder dar respuesta a: “SI SUCEDE ESTO, LUEGO ENTONCES SE GENERA EL EFECTO SIGUIENTE”. Hemos creído que el análisis de causas es una habilidad “instintiva” y que “todos la tenemos desarrollada”. Cosa más alejada de la realidad.

Los principales síntomas que apoyan esta primera conclusión se sustenta en las siguientes acciones y costumbres que simplemente nos alejan de un pensamiento lógico nos impiden llegar a las causas raíz:

  • No entendemos, conocemos o hemos tenido un entrenamiento que nos permite definir las causas de un problema como los factores que generan o producen un efecto (deben ser medibles y por si solos, no son ni buenos ni malos, ni adecuados o inadecuados, simplemente son factores productores de efectos).
  • Frente a un problema, y sin mayor análisis de la situación actual, determinamos las soluciones. Es como “auto medicarse” o dar tratamiento sin conocer la enfermedad asumiendo que es igual o similar a sucesos pasados.
  • Las causas de un problema, son la inexistencia o falta de las soluciones que se me ocurren. Por ejemplo: Falta capacitación, mala planeación, metodología insuficiente, entre otros. Esta manera de definir y escribir las causas son en sí, la negación de la solución propuesta, es decir, las soluciones a mis causas anteriores son: un curso de capacitación, mejorar la planeación, aplicar una metodología.
  • Frente a un problema, desviación o suceso no deseado, buscamos culpables o a los responsables de una decisión tomada o una decisión no tomada (mejor llamado “chivo expiatorio”).
  • En consecuencia, somos expertos en ubicar las causas de los problemas en otro lado. Por ejemplo, tratar de echarle la culpa a otro departamento, proceso o sistema (a veces inclusive al cliente). ¿Cuántas veces no ha escuchado que la causa de un problema, es la falta de recursos o una actitud negativa de otra persona o departamento?
  • Nos encanta definir como causas simples justificaciones que explican las razones de haber tomado una decisión, pero no la causa del problema detectado. Estas justificaciones, no son factores causales y por lo tanto su solución no implica la solución de un efecto. Por ejemplo, ¿Por qué estoy gordo? Y la causa es Porque a mi esposa le gusta cocinar bien. Yo me pregunto ¿cuál sería la solución a dicha causa?, tal vez que ¿la esposa cocinara mal? Y otro ejemplo: ¿Por qué le llegó al cliente un producto equivocado? Y la causa (justificación): Porque las cargas de trabajo impidieron que se revisaran todos los embarques.
  • Nos gusta emitir juicios de valor sobre una situación existente o fenómeno más que los factores que lo generan. Por ejemplo, “inadecuada supervisión”, “mala capacitación”, “procedimientos inoperantes”.
  • Emitir un juicio sobre una situación existente o fenómeno, entonces a la pregunta ¿por qué tengo un problema? Contestamos con respuestas que inician con “Inadecuado…”, “Mal….”, “Exceso de…”.
  • Creemos que las causas que proponemos como potenciales o posibles, simplemente se pueden demostrar por el método de las mayorías (votaciones) y “sobre un escritorio”. Se nos olvida que los fenómenos se comprueban en las áreas de trabajo, es decir, en la “realidad” (y no sobre un escritorio), y que es necesario acudir a dichas áreas para verificar y validar las relaciones causa y efecto.
  • Pensamos que la manera de demostrar las causas es investigando si existen o no existen, es decir, si suceden (o pueden suceder) o no suceden, y simplemente limitamos nuestra demostración de la relación causa & efecto, a la comprobación de la existencia de las mismas causas. En otras palabras, acudimos a las áreas de trabajo para verificar la existencia de los factores, más no el impacto que generan dichas causas. Simplemente hay que entender, que hay muchos factores que existen o suceden, pero solo aquellos que generan un efecto se les puede llamar causas de dicho efecto.
  • No hemos entendido, en consecuencia, que la relación causa efecto va más allá de la existencia de un problema o desviación existente. También existen causas de problemas o desviaciones potenciales como en aquellos proyectos totalmente preventivos como el “evitar una explosión o siniestro”, “reducción de riesgos y accidentes”.

El pensamiento lógico y analítico para la solución de problemas es una habilidad que todos debemos desarrollar para poder implantar los diversos formatos y técnicas que hoy existen para la mejora continua y que son promovidas por un sin número de modelos tanto de calidad, manufactura esbelta, modelo Toyota de producción, prevención de accidentes, mantenimiento productivo, ergonomía y salud ocupacional, por mencionar algunos.

El reto: ¿Cómo lograr una cultura de mejora si no somos conscientes de la necesidad de entrenar a todo el personal en la habilidad para encontrar las causas?

¿Usted como resuelve problemas a través de la determinación de causas?


En Keisen Consultores somos Expertos en la Aplicación de Metodologías para la Solución de Problemas.


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Acerca del Autor
Ricardo Hirata es experto en Modelos de Planeación Estratégica, Medición y Desarrollo de la Efectividad Organizacional, Calidad, Innovación de Procesos, Análisis y Traducción de la Voz del Cliente y Kansei Engineering, ademas de ser el Director General de Keisen Consultores.


Como citar este articulo: Hirata-Okamoto, Ricardo, (24 de enero de 2022), Por Qué No Sabemos Encontrar la Causa de un Problema, Artículos y Blog de Keisen Knowledge, KEISEN Consultores, México,  https://keisen.com/es/