La planeación estratégica participativa asegura la apreciación y conceptualización de una problemática o sistema de retos complejos por parte de los diferentes actores claves de dicho sistema, sin importar su número. Facilita un proceso de interacción y aprendizaje que incrementa la capacidad de todo el grupo para afrontar juntos los cambios y futuras crisis. Mejora la comunicación, colaboración y cooperación entre los participantes (individuos, instituciones, grupos, redes) y genera niveles altos de consenso, sentimientos de pertenencia hacia los resultados y una cohesión colectiva como grupo de referencia.
Un denominador común de diferentes modelos de la planeación estratégica, es su capacidad para diseñar y ejecutar agendas con grupos grandes, es decir, sesiones de planeación con más de 50 participantes. La clave está en el diseño de cada taller.